El desarrollo de toda nación, empieza por la calidad de su educación, es por ello que se puede decir que la escuela es el modelo más elevado de la vida social, es el tiempo de la esperanza, la vigencia de lo público, la construcción de lo común desde lo diferente. Sin embargo, en nuestro país se puede evidenciar una situación muy preocupante con respecto a la condición de las escuelas ubicadas en las zonas rurales, y es que se ha descuidado la educación en estos lugares, para ello y a modo de ilustración, es preciso señalar algunas comparaciones entre la escuela urbana y la escuela rural; la escuela urbana cuenta con supervisión y monitoreo contantes, con material bibliográfico actualizado e infraestructura adecuada, con acceso y disponibilidad de recursos tecnológicos que favorecen el logro de los aprendizajes, docentes que ejercen la polidocencia, con accesibilidad a medios de transporte diversos, entre otros. sin embargo, en la zona rural la supresión y monitoreo no se aplica o se aplica de manera escasa e inadecuada, el material bibliográfico es desactualizado e insuficiente, la infraestructura no en favorable para la comodidad y confort de los estudiantes y maestros, no cuentan con el acceso a la tecnología o si la hay es muy limitada, sus docente tienen que encargarse de varios grados a la vez o debe encargarse de toda la institución educativa, los estudiantes y maestros deben caminar horas para poder llegar a la escuela, además que deben hacerlo soportando las inclemencias del clima propio de la zona. Estas y otras razones más, hacen que se forme una gran brecha de desigualdad entre la escuela urbana y la rural; pero propiciando a la vez, el uso pertinente de la voluntad, la creatividad y el liderazgo del maestro de la zona rural.
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